Actividad lúdico deportiva que nace en Japón a finales de los años 80, en la que los participantes tratan de eliminar al resto de jugadores mediante el impacto de una bola de pequeñas dimensiones, o bien mediante la realización de diversas misiones u objetivos. Esta basada en el trabajo en equipo, ensalzando valores como el compañerismo, honradez y respeto a los demás jugadores y al medio ambiente.
El airsoft viene siendo regulado por una serie de normas de juego y comportamiento específicas. Esta actividad está basada en el honor del adversario al reconocer que ha sido impactado, ya que las bolas de airsoft no dejan marca alguna.
Las armas de airsoft son réplicas a escala 1/1 de armas reales, si bien por su construcción y constitución (basada en plásticos y polímeros), no pueden nunca ser transformadas en armas de fuego. La munición no es otra que pequeñas bolas, de materiales biodegradables respetuosos con el medio ambiente, con un diámetro de 6 milímetros y un peso que oscila entre los 0,20 y los 0,45 gramos.
Con una potencia cercana a 1 julio (las armas de balines o perdigón superan los 4 julios) son prácticamente inofensivas, teniendo como medida de protección obligatoria el uso de gafas de protección adecuadas y unas distancias de seguridad marcadas en los respectivos reglamentos de juego.
La actividad se debe desarrollar en terrenos o zonas de juego debidamente autorizados por su dueños y la administración local (ayuntamientos), además de asegurarse que las autoridades operantes en la zona tengan completo conocimiento de la actividad. Los campos o zonas de juego deben estar acotados y perfectamente señalizados.
La finalidad última de la actividad del airsoft no es otra que la de experimentar las emociones de un juego con ambientación militar o policial, al aire libre en buena compañía y desarrollar aptitudes de equipo, trabajo en común y mejora de la condición física.
Fuente: Federación Asturiana de Airsoft